El taller de Lara Moreno. Fin de curso.
Han
sido nueve meses de experiencia concentrada. Cada martes, asomados durante el
descanso a los balcones de la calle Torrecilla del Leal, fumábamos y
compartíamos experiencias literarias. El taller de mi querida Lara Moreno ha
sido una experiencia inmejorable.
Palabras.
Frases. Cuentos.
Un
martes la propuesta de tema perfectamente desarrollado por la profe y al
siguiente un relato confeccionado intentando seguir los puntos expuestos. Las
lecturas representativas de cada tema. Las conversaciones sobre lo personal y
lo necesario, sobre las letras y sus usos. Nano, Ade, Aroa, Miguel (Mr. Doctor
Tull), Ana... estos impecables compañeros de viaje en una necesidad tan difícil
de cubrir. Es cierto que ahora se abre el vacío de cada martes: faltará la
droga que teníamos asegurada en dosis semanales.
Lara
Moreno es magistral. Lo seguirá demostrando a partir del 5 de septiembre, fecha
en la que se presenta su novela Por si se
va la luz (editorial Lumen). Como cuentista lo ha demostrado ya
ampliamente. Tengo la suerte de ser su amigo desde hace muchos años (tantos que
algunos recuerdos me parecen sacados de una peli sepia) y haber ido conociendo sus cuentos de primera mano. Tengo la suerte de
quererla y dejarme querer. Gracias por todos estos meses, Larita mía.
Para
que lo sepáis; el curso que viene habrá más talleres (también una versión online para los que no viven en Madrid).
Me gustaría no haber hecho ya este curso para volver a repetirlo y que todo me
sonara a nuevo, a descubrimiento; que me dejara ese sabor de boca tan agradable
como un beso con palabras, un abrazo de cuento.
El
martes pasado tuvimos nuestro último encuentro en Torrecilla del Leal. Queda un
día más, que celebraremos fuera del aula. Despedida y cierre más homenaje a
Pedro Casariego Córdoba. Es triste. Pero nos llevamos todo lo aprendido.
Un
caso claro en el que recibes mucho más de lo que das...
Hay
que sentirse agradecido.
5 comentarios:
Espero que alguna vez me recuerdes en blanco y negro, al menos. O, al menos, el taller.
Beso, compañero.
¡Aroilla! ¿Y cómo no? Si ya eres de la familia...
Besos.
Sí a todo.
Pero no tengo la sensación de que esto ha acabado, sino de que está empezando (de otro modo mejor).
Ya sabéis, soy un chaval y los jóvenes tendemos al optimismo.
¡Nano! Ya sé, ya sé... Queda todo. ¿Qué te parece si nos tomamos una en cualquier momento donde los Tipos Infames? Me gustaría hacerte unas preguntas, de esas que el otro día quedaron inconclusas. ¡Abrazo!
Pon fecha y hora.
Vendré aquí a ver el mensaje.
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