martes, 27 de febrero de 2007

he vuelto un poco sin ganas

a pesar de que me asomo a los balcones
recibo noticias de esta última semana
felicitaciones de Vèra
recuerdos de nosequién

aún intento recuperar mi ritmo circadiano

he viajado entre molinos de viento
y monstruos de muchas ruedas

en una ciudad cruzada por un río de árboles
junto al mar

he estado en buena compañía


Ahora busco la soledad casi como un castigo judeocristiano. La sensación rota de nostalgia ha desaparecido. Reencuentro con la realidad, parte primera: Inundado de contradicciones despiertas al día siguiente y descubres que no hay café. Pero poco importa porque has decidido ser un poco más elástico, no depender. Es un nuevo camino que se hará largo (probablemente no tenga final). He puesto el ejemplo del café, pero podría decir tantas cosas que se me llena la boca y empiezo a darme nauseas y prefiero pensar desde fuera hacia dentro. Parte segunda (o los ausentes): Benditas ausencias que me permitís la vida con cierto regustillo a dolor. Nada es perfecto excepto nuestros lazos sentimentales tan ausentes como sea necesario. Amor es amor, lo pongas donde lo pongas. Ausente tú, ausente tú, ausente yo. Parte tercera. Nada es lo que no me incumbe o la visión holística. Cada vez entiendo menos de las cosas importantes (de las que pesan) y eso me construye. Cada día es diferente al siguiente (ya no tengo la sensación de estar atrapado, feliz día de la marmota) y, pese a todo, saberse aún tan preso.

Vengo tan pesado que casi no quepo.

5 comentarios:

Lara dijo...

Tu peso leve en mis manos, compañero.

Paralelo 49 dijo...

Jo Lara, qué comentario tan bonito...

Disculpa Robel que abrí aquí para dejarte algo pero leo a Lara y ya he olvidado todo, y todo mucho mejor como ella escribió.

Anónimo dijo...

Compañero, te escribo desde la ciudad del río de árboles. Tú sabes que aquí siempre el café ajusta los ritmos circadianos, y las bodegas, de los hermanos, facilitan el "quórum". Jajajaja. Se me va....

Un saludo! Y recupérate de la vuelta a la realidad!

Anónimo dijo...

Vengo tan pesado que casi no quepo.
Y si quepo no es en mi vida.
Tal vez, la realidad
venga mañana a tomar ese café.

Rober dijo...

Ya he comprado café en abundancia para todos mis invitados. Para los del sur, pastelitos marroquíes (un beso, Carmen), Para los del este queso, vino y jamón (Pi y Adela, gracias por acogerme estos días), Té e incienso con aromas exóticos para las coordenadas con alas que no sé situar en el mapa (ya está en marcha la búsqueda, paralela cercana)

Todo debidamente compartido con aquel que quiera acercarse.

(Lo siento Lara, te designo co-anfitriona, te toca ayudarme a recoger los vasos después)

Abrazos agradecidos.