O sea que estás. Detrás de un par de edificios máscara. Yo delante de un par de bloques de piedra viva. Tú metiéndole, quizá, el dedo en la nariz a alguien. Yo disss-fruu-tann-doo de un viernes de veranó frío en casa. Y con ganas de verte.
Y yo aquí a la vera. Esa noche me imaginé un cuento de ciencia ficción, creyendo que aparecerías por una esquina con la Rache de la mano, y tú camino de Málaga.
Me uno a lo del rapto de Lasaletta (sin profesor) y a lo de verte, como mi prima.
Fuera máscaras si nos hablamos a los ojos, que sólo valgan (y tanto) para jugar.
Por cierto, que este tipo, el Jodorowsky, es uno entre mil, como (salvando las distancias, o tendiéndole puentes) Jamiroquai, o Groucho Marx, o Mágico González. Mágico, sí.
Totalmente de acuerdo con Miguel y Nán... Jodorowsky es un encantador de serpientes, pero uno maravilloso. Y a pesar de todo, da gusto verlo, tan así... tan... Mágico Gonzalez. Larita, estoy, pero creo que hoy a la noche ya me he ido (que para el caso es lo mismo) También yo tengo ganas de terminar con este agosto que, tan vertiginoso, me agarra de las solapas y hace conmigo lo que quiere. Os echo de menos; y eso que últimamente me he amputado el sentimiento de nostalgia y me he agujereado el cartílago de una oreja y me falta sensibilidad, ya lo creo, sobre todo en algunos de mis dedos: se me quedan dormidos, se muestran indiferentes a la orden de escapar, de no mirar, de no tocar; reinciden, destrozan las cuerdas del bajo, no aciertan con las narices ajenas, rompen las lámparas de los focos si no presto atención al sostenerlas… tanta chatarra pesa. Y sin embargo, nunca he dormido mejor ni me he sentido más vivo que en estos días. Jodorowsky diría que he dejado de buscar a mi padre. Mi padre dice que él ha hecho ya su trabajo, que le deje tranquilo jugar su partidita de cartas y fumarse un cigarrillo negro. Así de compleja o de sencilla puede ser la vida. Mientras tanto me pregunto casi a diario qué será de vuestros días (vosotros tres y Rebequita y Par (¿en qué librería estarás sosteniendo qué libro de poesía?) y de los días de todos los que aquí no entran, pero se preguntan dónde estoy cuando en realidad he vuelto.
(Robe: mira a tu izquierda, hay un túnel con farolillos, agacha la cabeza y métete dentro, luego repta, más o menos a mitad del camino -lo sabrás por el olor a musgo suave- hay una palanquita, levantas la mano y la mueves, entonces se subirá el telón y yo podré estar más cerca y tú podrás alcanzarme la llave del viento, que, como bien sabes, hoy me hace muchísima falta, porque de la que tengo aquí colgada he gastado todas las vidas.)
Te presto mi llave si te faltan minutos de calma eólica y si es necesario te la llevo a tu casa mañana mismo para pasar un día zarzalejero. (¿me invitas a comer algo rico y casero?)
¡Venga vida social! Esta noche paso por la manuela para verte, Nán (gintónico servido por camarera de vaqueros ajustados: no hay mejor plan) Un abrazo.
Ah, Robel, entre semana me acuesto (y levanto) pronto. Pero estamos organizando para el viernes una cena con Microalgo, que pasa un par de días en Madrid.
Es una pena, pero el viernes estoy en un pueblo de Santander (así que,con un poco de suerte, a quién puedo ver es a Rebeca)De todas formas saluda calurosamente al fótico Microalgo y al resto de comensales que quedéis el viernes. Otro abrazo más, amigo Nán.
17 comentarios:
O sea que estás. Detrás de un par de edificios máscara. Yo delante de un par de bloques de piedra viva. Tú metiéndole, quizá, el dedo en la nariz a alguien. Yo disss-fruu-tann-doo de un viernes de veranó frío en casa. Y con ganas de verte.
Y yo aquí a la vera. Esa noche me imaginé un cuento de ciencia ficción, creyendo que aparecerías por una esquina con la Rache de la mano, y tú camino de Málaga.
Me uno a lo del rapto de Lasaletta (sin profesor) y a lo de verte, como mi prima.
Fuera máscaras si nos hablamos a los ojos, que sólo valgan (y tanto) para jugar.
Por cierto, que este tipo, el Jodorowsky, es uno entre mil, como (salvando las distancias, o tendiéndole puentes) Jamiroquai, o Groucho Marx, o Mágico González. Mágico, sí.
Yo también estoy con ganas de verte!
Jodorowski es un gran brujo (de la seducción). Lo prefiero como guionista de cómics.
Totalmente de acuerdo con Miguel y Nán... Jodorowsky es un encantador de serpientes, pero uno maravilloso. Y a pesar de todo, da gusto verlo, tan así... tan... Mágico Gonzalez. Larita, estoy, pero creo que hoy a la noche ya me he ido (que para el caso es lo mismo) También yo tengo ganas de terminar con este agosto que, tan vertiginoso, me agarra de las solapas y hace conmigo lo que quiere. Os echo de menos; y eso que últimamente me he amputado el sentimiento de nostalgia y me he agujereado el cartílago de una oreja y me falta sensibilidad, ya lo creo, sobre todo en algunos de mis dedos: se me quedan dormidos, se muestran indiferentes a la orden de escapar, de no mirar, de no tocar; reinciden, destrozan las cuerdas del bajo, no aciertan con las narices ajenas, rompen las lámparas de los focos si no presto atención al sostenerlas… tanta chatarra pesa. Y sin embargo, nunca he dormido mejor ni me he sentido más vivo que en estos días. Jodorowsky diría que he dejado de buscar a mi padre. Mi padre dice que él ha hecho ya su trabajo, que le deje tranquilo jugar su partidita de cartas y fumarse un cigarrillo negro. Así de compleja o de sencilla puede ser la vida. Mientras tanto me pregunto casi a diario qué será de vuestros días (vosotros tres y Rebequita y Par (¿en qué librería estarás sosteniendo qué libro de poesía?) y de los días de todos los que aquí no entran, pero se preguntan dónde estoy cuando en realidad he vuelto.
Y qué bien que hayas vuelto. Te extrañaba. Pero eso ya lo sabías...
Eso que dices al final, lo de que me pregunto cómo serán vuestros días, lo comparto, me pasa también (aunque lo amplío a alguno más).
Es curioso esto de las "pantallas planas" que decía hace tiempo Lara (y frías). Es curioso el calorcito que dan.
Un abrazo
R: (en un susurro)
Larita, tengo la llave del viento por si la necesitaras...
(Robe: mira a tu izquierda, hay un túnel con farolillos, agacha la cabeza y métete dentro, luego repta, más o menos a mitad del camino -lo sabrás por el olor a musgo suave- hay una palanquita, levantas la mano y la mueves, entonces se subirá el telón y yo podré estar más cerca y tú podrás alcanzarme la llave del viento, que, como bien sabes, hoy me hace muchísima falta, porque de la que tengo aquí colgada he gastado todas las vidas.)
Te presto mi llave si te faltan minutos de calma eólica y si es necesario te la llevo a tu casa mañana mismo para pasar un día zarzalejero. (¿me invitas a comer algo rico y casero?)
Te invito, claro.
Ya ves, cuánta llave, y por Yavé que ya veo que no me entero de nada.
¡Es igual, sigo esperando en mi barrio!
¡Venga vida social!
Esta noche paso por la manuela para verte, Nán (gintónico servido por camarera de vaqueros ajustados: no hay mejor plan)
Un abrazo.
Ah, Robel, entre semana me acuesto (y levanto) pronto. Pero estamos organizando para el viernes una cena con Microalgo, que pasa un par de días en Madrid.
¡¡Esa es la mejor noche, tanto juntos!!
Es una pena, pero el viernes estoy en un pueblo de Santander (así que,con un poco de suerte, a quién puedo ver es a Rebeca)De todas formas saluda calurosamente al fótico Microalgo y al resto de comensales que quedéis el viernes. Otro abrazo más, amigo Nán.
Muchas gracias, el azar a veces trabaja bien.
Un beso.
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