martes, 3 de febrero de 2009

Llevo enredado varias semanas con mi lucha.

Tanta luz a veces me deja ciego, sobre todo si sigues mirando fijamente la fuente a pesar de las lágrimas y de tus párpados que quieren cerrarse para proteger el órgano; pero tú ahí... sabes que por un lado está el límite que uno cree que tiene el cuerpo o la mente y por otro bien distinto el nuevo punto de inflexión que alcanzas cuando fuerzas un poco más, siempre más, una imagen, una hora, un kilómetro, un esfuerzo, un verso. Y te planteas qué jodido este mundo de mierda. O quizás esa expresión más recientemente adoptada: me la pela. Porque es verdad amigos. Suceden cosas a mi alrededor. A veces te piden algo que no has ofrecido. No hay problema. Aquí está. ¿Que no lo quieres? ya sabes mi respuesta. Es cierto que nada sale nunca como estaba planeado. Mejor, porque en la falta de certidumbre me muevo con esa comodidad del que ha vivido en ella toda la vida y nunca ha tenido reparos para provocarla, escupirle un poco a la cara, alguna obscenidad al oído y en el colmo del cinismo intentar escribirle luego un poema realmente bello. Porque yo estoy hecho con retales de incertidumbres, mi perfil se forma con algunos límites de claridad pero sobre todo con oscuros, cierta confusión difuminada, máculas y otras sombras imprescindibles. Es ahí donde vivo. Es eso lo que hay que entender. Si no pasamos primero por ahí lo demás me la pela.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Entendido!

Leerte da ganas de pedir cosas que no sé exactamente si has ofrecido: sigue volviendo por aquí de vez en cuando a esta balanza inexacta, haz el favor de pesar las cosas que pesan...

Lara dijo...

EStá bien, mi corleone.
Tienes toda la razón.
Apago el interrumptor de abogado del diablo cuerdo, y empieza la cuenta atrás.

Por cierto, estoy con ese anónimo, sí...

David J. Calzado dijo...

Suceden cosas incluso alrededor de las personas más anodinas así que deja de dar pena con eso de que nada sale nunca como estaba planeado. Deja de hacer planes y deja que fluya la vida a tu alrededor, pequeño saltamontes. Deja la coraza para otro día y abandona este instrusismo bloguero: dar lástima es mi territorio y lo pienso defender con uñas y dientes. Salud.

NáN dijo...

¿lástima?
Yo creo que no da lástima porque lo tiene todo muy claro: aquí está mi luz, aquí mis sombras; en el centro hay un caos que no se planeó, pero así es la vida y estas son mis reglas. Si no jugamos con ellas me voy con mi baraja.

No veo la lástima, sino la afirmación. Un poco quejumbrosa, sí; ¿pero quién no?

kika... dijo...

adoro tus fotos africanas...

;)

besos!
K