viernes, 18 de septiembre de 2009

3 comentarios:

David J. Calzado dijo...

Qué importa del después. A la orilla del río Majaceite, frente a un gintónic, rumiamos ayer juntos la eterna y vieja juventud. Un beso sin ironía.

Rober dijo...

Desandar una y otra vez lo andado
(la tristeza duele pero no aburre)
como sin prisa ir arriba y abajo,
puto tú, pasillo de incertidumbres.

No hay dedos índices que te señalen,
ni murmullos, ni palabras, ni nada,
no hay abrazos ni besos que te ataquen;
donde todo hubo no existen ni ganas.

Ahora queda andar sin pensamiento,
andar lo desandado arriba y abajo
y tengo todo el tiempo para ello.

Que la tristeza haga su trabajo
que funcionen la ansiedad y el anhelo

arriba y abajo, andar sin descanso.

David J. Calzado dijo...

Suscribo al 100%.