martes, 15 de noviembre de 2011

Archienemigos de los de antes. Una divagación sobre Cela, Umbral y Martínez Sarrión.



Antonio Martínez Sarrión se despacha a gusto y se queda tan ancho. Me cae bien este tipo. Tan infravalorado (opino yo) como sobrevalorado (según cuenta él) fue Cela. Me da que algo de némesis tienen el gallego y el albaceteño. Una historia de las de antes, en blanco y negro. ¿Sería Paco Umbral el pequeño lacayo codicioso que se frota las manos nervioso? De Umbral me atrajo en su momento (yo remoloneaba en una adolescencia tardía) la lengua viperina de la que hacía gala en sus artículos de opinión. Estoy de acuerdo con Martínez Sarrión en que el único Cela interesante es el de sus primeras novelas. La familia de Pascual Duarte y La colmena. Lo demás me sobra. ¿Poesía? ¿Cela? Claro que yo me crié al borde del abismo de Javier Salvago, de Luis Cernuda, de las películas de Tarantino y del cómic erótico. En estos dos últimos, por cierto, abundan los villanos con un perfil simétrico al que, parece ser, recortaba la sombra del Nobel (Noble) gallego.

Yo pienso que si Cela siguiera vivo y rondara los treinta años también tendría un blog y una cuenta de Facebook. No opinaría sobre lo que está pasando más que para considerarse a sí mismo un "buen chico" de cara a los poderosos. Consideraría que el 15 M es una prueba irrefutable de lo equivocados que están los demás. Claro que la caterva nunca será merecedora de un título nobiliario y él sí. Él, qué imagen para el recuerdo, que se paseaba en un coche caro con una conductora negra (cuando ser negro en España era otra cosa). Seguro que tendría un blog por donde pasarían sus vasallos a mentir sobre lo que nunca fue: buena persona. Sus salidas de tono siempre serían contra los más débiles. Como, de hecho, ha quedado reflejado que así sucedió en la realidad del siglo pasado. Censor del régimen por propio ofrecimiento, plagios, maquinaciones de despacho (esto que tanto abunda hoy en nuestras universidades y oficinas culturales), tramas económicas...

No me gusta de Martínez Sarrión sus insinuaciones maliciosas sobre los andaluces. Aunque yo afirme a viva voz lo mismo desde hace mucho. Tienen algo de oculto que mancha la claridad copiosa con la que aborda muchos otros asunto. Tampoco es que esto me enturbie lo que sí tiene de estupendo.

Leer, leer, leer. En fin...


P.D. al texto: Tuve un profesor de literatura que siempre dijo que puestos a ser censurados mejor que lo hiciera Cela antes que cualquier otro. Es otro punto de vista, desde luego.


4 comentarios:

Rober dijo...

Una norma de acción intelectual, moral e higiénica: sin por eso desentenderse de la política, que nunca «pasa» de nosotros, no ser nunca de aquellos cuya vida aparece estrictamente marcada por la actualidad.

Antonio Martínez Sarrión.

kika... dijo...

Cela es una de mis macrofobias literarias, excepción hecha de las dos obras que mencionas...

:D

besos!

Rober dijo...

¡Hola Kika! ¿cómo van los asuntos exteriores? Me alegra tener aliados macrofóbicos. La verdad es que mirar de soslayo y revertir perspectivas propias es muy divertido a estas alturas.

Rober dijo...
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