lunes, 21 de mayo de 2007

Cabe pensar en las cosas sencillas
si también aprendes a improvisar la vida
reconocer otras letras
mucho más sucias que las mías
(y esto me da una fuerte envidia)

y mis manos que empiezan a endurecerse
para mostrar todo un mapa de ciudades y pueblos

donde se han mezclado la tierra, polvo, sudor,
granada, donosti, barcelona, madrid, arroniz, zaragoza

la vida de veinte en veinte horas
los kilómetros y las comidas
las cervezas de cada lugar
vivir al borde de las carreteras
llevar el cansancio por tus venas
como un veneno

(conociendo mis aficiones
y todo lo que eso significa)

la superación de ir un poco más allá
un poco más allá
(no queda otra)

y pensar en volver
siempre
al principio de todo
algo así como tu cama
mis cosas poco ordenadas
las de ella tan pulcras y exactas
como un refugio que elige mi vida
de entre tantas vidas.

Colgar un cartel que no diga nada

ni siquiera mi nombre

ni una indicación

absolutamente nada

para que se pueda entender todo

y cada uno mire su reflejo

según se le antoje.