miércoles, 1 de agosto de 2007

Mano del Santo



Muchos se preguntaron antes que nosotros en qué consistía la Mano del Santo, cual era su composición, si el espeso líquido era jugoso producto de hierbas y raíces (como decía el trapero) o bien no más que agua sucia destilada en alambique o bien un ungüento de mantecas animales licuadas.
La cosa es (como ya imaginarán) que si da tanto que hablar, que si siguen viniendo y preguntando por la Mano del Santo, ya me dirán si no hay razones para tener curiosidad. No, yo no soy el trapero. Es cierto que él vivió justo aquí, y en aquel cobertizo tenía la fábrica. No, ya estaba quemado cuando yo vine. Bueno, ya saben que esta es una zona deprimida, triste, ya lo ven, suceden pocas cosas, casi no hay nacimientos, solamente vienen de vez en cuando gente como ustedes, por eso el cartel. Esta tierra ha sido siempre tan baldía que nuestro vecino más famoso era forastero y nómada. No, no queda ningún resto de la Mano del Santo. Quedan botellas vacías que se salvaron del incendio. Claro que pueden verlas. Han sido generosos con la hucha del cartel. Toquen, toquen… en algunas se puede distinguir todavía la etiqueta. El bienestar que traerá la paz al mundo. Revolucionó a toda la provincia esa frase. La gente lo decía constantemente, siempre que algo les sentaba bien, les amoldaba el cuerpo o así, decían el bienestar que traerá la paz al mundo, en vez de esto o aquello es mano de santo para tal o cual. Además las cosas no eran como ahora, el trapero vendía bien barato, o eso dicen, y había colas y gente acampando en la llanura a la espera de una nueva remesa de la Mano del Santo. Y a pesar de todo dicen que él nunca subió el precio de la botella. Y miren que tampoco era una persona cercana, más bien arisco, renegado de los hombres. Y les hablo de oídas porque en realidad nunca tuvo relación con la gente de la tierra; era el forastero, no venía al principio si no tres o cuatro meses al año, no había contacto. Él era un nómada, ya les dije. Nunca estuvo tanto tiempo seguido ocupando la casa como cuando agarró fama. Cuentan que le entró la nostalgia y enfermó. Bien puta la vida. La Mano del Santo que todo lo curaba no tenía efectos en él. Yo creo que no la tomaba, pero en fin, eso nunca se sabrá. La cosa es que marchó. Una noche le prendió fuego a todas sus quincallas y se fue. Nunca más supimos de su persona.

3 comentarios:

Reb dijo...

Me gusta mucho el monólogo. Tienes mano de santo!! (chiste malo)
Beso

Anónimo dijo...

bien contada la historia, atractiva. Llena de sugerencias.

Me ha gustado sí señor.

Rober dijo...

Qué bien encontraros en casa. Gracias reb y nán. Esta sustancia soez que se llama tiempo tiene su puntito positivo al pensar lo rápido que transcurren estos días de agosto (tengo muchas ganas que llegue el invierno de nuevo)
La otra noche pasé por La Manuela (la casualidad que ahora, vosotros dos, aquí) y me tomé un gran gintónico a vuestra salud (y a la de algunos que no están) disfrutando al máximo de esa noche de verano malasañero.

Un abrazo.