lunes, 3 de septiembre de 2007

El refranero, las teorías de la comunicación y el milenarismo.



Hoy tenía un acumulación de borradores brutal. Todos saben que mi proceso es más bien lento, que no suelo contestar a tiempo, que mis entradas son anacrónicas y que muy de tarde en tarde aparece algo original en este peso que uno se quita de encima cuando carga la página y ha desaparecido ese texto que ya te molestaba a la vista, ese vídeo que ya no tiene gracia o significado. Ese es mi proceso natural también en la vida. Pero esta mañana me he encontrado con la boca llena, sin saber si masticar o tragar primero, en una mezcolanza de ideas y de agradecimientos y de recordatorios que se agolpaban en tres entradas diferentes. Diferentes entre sí y diferentes a lo que habitualmente me ocupa. Así que he decidido subirme las mangas, quitarme los anillos, y amasarlo todo en un único pensamiento (como si así dijéramos) que me tiene ocupado ya desde primera hora de la mañana.

"Cuanta menos gente, más claridad" me dijo la madre de Ana este fin de semana en un pequeño pueblo de Castilla llamado Fuentes de Nava. Y entonces pensé en hablarle de un tipo que se hacía llamar Krapps, pero inmediatamente me dí cuenta que no sabría por dónde empezar. Ana y Luis y Raquel se encargaron de hacerme olvidar cualquier planteamiento teórico comunicativo a base de buena comida y tan agradable compañía.

Pero ha llegado hoy y he ido a visitar a mi amigo Nán en sus Ángeles sobre Berlín, y me encuentro una explicación formal y bien expresada sobre el tema que tanto tiempo ha ocupado en mis pensamientos. La verdad es que me ha causado sorpresa. Cuando parecía que uno tenía olvidados ciertos temas.

Y todo esto venía porque ayer, estando en hermosa reunión, vino la tía Gurruchaga para hablarnos de comunicación y nos encendió el cenital de la iluminación a todos los allí presentes. Miguel Ángel Maya nos enseñó este magnífico video:




El culmen de la comunicación.
Y su cuñado (un italiano amante de la ginebra con el que me sentí rápidamente conectado) nos dió la prueba definitiva de que Arrabal siempre lo supo, que él quiso advertirnos. El Milenarismo ha llegado.




Así que al final he estado toda la mañana buscando un vídeo de Chomsky borracho (o fumado, me hubiera dado igual) hablando en televisión, una respuesta coherente para Nán y la forma de agradecer que te traten bien. Probablemente no haya conseguido nada de esto.
Pero creo que podré vivir con esa duda.

5 comentarios:

MSalieri dijo...

He visto el primero y creo que después de una hora oyendo hablar a Calamaro (probablemente bastaría con 15 minutos) cualquiera (que no fuese drogado) se pegaría un tiro... :D

NáN dijo...

¿De verdad estabas pensando en Krapp cuando yo estaba poniendo una entrada de tu entrada sobre Krapp?

Es genial y significativo. De tus tres propuestas, solo has fallado en encontrar a Chomsky borracho o fumado. Y posiblemente te será difícil, porque está fuera de lo mediático y metido de lleno en el sentido.

Lo de Calamaro lo aguanté hasta el final: considéralo una prueba de amistad. El tipo no podía ni tenerse en pie.

Supongo que seguiremos, ¿cómo no?, hablando de lo desnudo y de lo solo, de lo que se pone para ir quitando hasta que queda lo que queremos; y también de si alguien nos escucha, o al menos nos escuhamos nosotros.

Un abrazo

Paralelo 49 dijo...

Qué bueno la gente que hace fotos a las casas sin ventanas, a las señales de tráfico. Qué bueno que tú y yo compartamos ese libro. El mismo libro. La misma pieza

Cuando leí a Krapp en aquella entrada antigua desde el principio bajando el cursor hasta el final me entró tal impotencia que me dió cierto miedo a volver. Tendré que ir a copiarme su blog en un word antes de que descuelgue la página.

Los que hablan solos no hablan a solas.

Paralelo 49 dijo...

....o viceversa

Rober dijo...

Perdón por las densidades calamarianas y brownianas.

Nunca mais, okr, lo prometo.

En efecto, Nán. Pienso a menudo en Krapp e incluso pensé en ponerme en contacto con él. Pero, ¿quién soy yo para despertar al que, a lo mejor, quiere seguir durmiendo?

Viceversa siempre par. Contigo. Y un silencio (en torno) si hablamos a solas.