canción del ego
haber descansado de mí unos días
dejarme en paz a mí mismo
desbloquear los centros de pensamiento
y estar tranquilo
aprovechar las fuerzas
centrífugas o centrípetas
abrir o cerrar
el grifo de impulsos
leer a los demás
sin buscarme en las letras
(solamente en las mías)
comprender los trabajos y los días
adaptarlos a mi arrítmico hacer
disfrutar
ir armando las estructuras
de las que deben ir colgados
los decorados de este nuevo día
de febrero
cerrar los ojos
mirar hacia dentro
y hundir mi brazo hasta el codo
en las aguas hoy mansas
de mi conciencia
a pesar de mí mismo
soy mi mejor enemigo
9 comentarios:
Antes de seguir con tu poema: ¿Quién me robó a Brines en las playas?
Consideré que estaba ocasionando un cierre en falso (qué injusticia para Valente) que me había precipitado por las lomas de estos acantilados siberianos con demasiada premura, que no era tiempo de poesía, que los pingüinos, lobos marinos y cormoranes que habitan tales latitudes desesperaban buscando una prosa fluida que no hubiera que desentrañar; que Paco B. necesitaba otro tempo en otro momento (otras circunstancias) y que no era hora de acertijos convexos o cóncavos. En ocasiones hay que tomar decisiones y enmendar los deslices. He robado a Brines,
(confieso) pero prometo devolverlo sano y salvo a las páginas (para algunos) tristes y vacías (siglo XXI, horror vacui de la escritura) de un libro perdido en la marabunta de mi biblioteca.
Cuando ya no hay nada que decir, ahí está la poesía.
Brindo por ella.
Por cierto, amigo Nán: con respecto a lo del mundo, concedido. Un abrazo.
me tranquiliza la temporalidad de la desaparición (¡casi un secuestro express).
A mí es que me gustaba tanto que estuviera: primero Casar, luego Valente, después Brines, como esperando a que empezáramos a meterle el diente... Hasta acaricié la idea de pedirle a Igor que me hiciera el favor, que lo hiciera por mí, de pedir alta en las playas, para poner a Gil de Biedma, para que hubiera la simutaneidad de cuatro poetas vivos y coleando, atrayendo y cruzando comentarios.
Respeto, sin embargo, y no es retórica porque suelo ser bastante poco respetuoso, tu perspectiva.
¡Vivan los poetas!
Igor no puede pedir el alta en las playas porque no.
En todo caso tú. Porque lo cierto es que para que estés, al menos que lleves.
Robertoterán. Tus poemas sobre ti mismo son la perdición de mí misma. Tu modusoperandi de cada día concreto, amanecer y taza caliente por poco tiempo (la leche directamente del frigorífico hace que el café nunca esté caliente en invierno), liar papel. Roberto, por las mañanas, construye una filosofía que irá olvidando a lo largo de las horas, cuando las horas pasen, porque si no: ¿qué haría con la mañana del día siguiente, sin nada que construir?
Leyendo de rebote el comentario que acabo de escribir, veo que la frase segunda parece un poco tosca, y no. Quiero decir que porque estás, al menos deberías llevar.
Igor, ¿te acuerdas que te lo dije?
¡¡¡Que no!!!
Laritamoreno mi amorcito:
Gracias por pasar y quedarte siempre (o por no haberte ido nunca) de mi vida como un bar de copas o un mercado de abastos.
(He escrito todo un párrafo que luego he borrado porque recordaba algunas cosillas nuestras, se me caían las lágrimas y esto no es el cuéntame para ponernos aquí a recordar aventuras con leche fría recién sacada del frigo a pesar de que nunca bien a primera hora de la mañana.)
amigo Igor,estoy de acuerdo con Lara. Nán a Siberia ¡Ya!
Besos para los dos.
allí estamos, esperando a Brines para que luego venga Biedma y dejemos en medio al señor prosista de México y más abajo Valente y más abajo todavía Casar, y...
(puisque la terre est ronde, mon amour, t'en fais pas, t'en fais pas)
Si consigues leer a los demás en los demás, me lo vas contando para cuando ponga en marcha la operación Gran Centrifugado.
Abrazos a los dos, pero también a los que seguro leen y no dicen nada.
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