DEL CAOS A LA ARMONÍA (o viceversa)
a cuántos kilómetros
queda el deseo
si la distancia es nula
cuando el ello me asalta
y se adueña de mis palabras
me dota de esa capacidad
para decir lo indebido en el momento inadecuado
y ese estar demasiado exhausto
con el principio del caos
como para acertar en las explicaciones
darse cuenta de todo lo que pierdes
si quieres ganar a toda costa
un escalofrío que te recorra la médula
desde el extremo de los genitales
bajar el rostro
comprender las situaciones
y arrojar distancia
entre ese yo
y este que habla
el presente de hoy
en el que piensas y reaccionas
pero es demasiado tarde
no será lo mismo
todo ha cambiado
tanto que no reconoces
ni el propio rostro
ni mi caligrafía
ni siquiera las fotos
las opiniones
el sabor de este cigarrillo
no nos equivoquemos
no quiero desertarme
ni proyectar ninguna culpa
(no la hay)
quiero conciliar todas las fuerzas
dirigirlas en una dirección
que no se interfieran las señales
o como diría mi querida L
¿de qué hablamos?
¿sexo, drogas, trabajo,
ciudades…?
de todo un poco
gracias a que nunca supe
mantener las distancias
ni calcular ni medir
(ya ni siquiera me interesa
ritmar o rimar)
siento profundamente
la pérdida de interés
que hayas podido sentir
al leer mis palabras
al intuirme como soy en realidad
si me desnudo
(prometo no tocarme)
yo tampoco me entiendo ciertas cosas
pero son
sin más
como ir del caos a la armonía
6 comentarios:
Llevaba tanto tiempo queriendo dejarte algo aquí escrito, aplastado, emborronado, zurcido, amoratado, suelto, pendiente, acrobático, cosquilleante, puercoespín, espeluznante, piropo o pecado.
Llevaba tanto tiempo, que me siento enormemente feliz de que hayas meditado mis ruegos telefónicos para permitirme aplastarte, emborronarte, zurcirte, amoratarte, soltarte, penderte, acrobatarte, cosquillearte, puercoespinarte, espeluznarte, piropearte o pecarte.
Bienvenido al maravilloso mundo de la contabilidad estratégica no estadística.
Sólo tienes que escribir poemas como ÉSE y yo apareceré con la chistera llena de alucinógenos.
No aprendas a mantener la distancia
ni a calcular ni medir
aprende en todo caso a infringirla, deshacerla
descomponerla
y los pasos polvorientos
los ademanes de gato
y en todo caso el azul átono
o el sigilo pulcro del desierto
la cadencía del mar
como un cuerpo que respira
al mismísimo borde de tu boca.
Entre el caos y la armonía
hay una simetría
una música callada que
nos regalas desde el agua
que convocas entre tus horas
para que no sean ceniza
Háblanos tú, de mundo intangible.
Y no aprendas el ritmo
improvisa el roce. Si te desnudas.
Joder. Está el nivel alto, por esta casa.
Un blog mudo es como una tapia sin grafitos, ¡qué bien que estés de vuelta con las brochas y los carteles de la feria!
¡Y perdonen las ausencias!
Abrazote, Tuccio.
¡Anda Patxi, que han vuelto a abrir!
Mucho mejor, más tranquilos así, al poder dejar lo que queremos.
Así, sí hablamos. De nosotros mismos claro: o sea, más o menos de lo que ha ido pasando de los griegos para acá y ha ido llegando hasta nosotros.
caos-armonía: la última sílaba de la primera palabra y la primera sílaba de la última palabra forman otra palabra hermosa: osar.
De atreverse, claro, no de osos. ¿O también?
Me alegro de la reapertura.
"Aunque sean flores que tú no pensabas tener, ya forman parte de tu jardín".
O peor que en el viejo cuento sufí, porque uno parece estar demasiado ocupado cultivando con esmero el cemento de alguna acera. Pero entonces apareceis mis hierbas segetales, mis amapolas al borde de las macetas descuidadas y recuerdo que en algún sitio guardé una regadera y algo de mantillo…
Gracias Larita por ser mi amiga (y por esparcir tanta semilla alucinógena, porqué no decirlo) Estoy de acuerdo contigo, Miguel (en mi barrio de sevilla hay un grafiti que dice "las paredes son el periódico del pueblo")
Amigo Nán, hablemos con un gintónico en la mano, en la barra de La Manuela.
Para la habitante del paralelo 49 todo un jardín en la terraza de un hotelito de montaña.
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